lunes, 17 de octubre de 2011

Hablando de quién soy

¿Cuánto tiempo dices que ha pasado?
¿Cuánto dices? Los días se cuentan con los dedos de una mano, los años superan las dos. Ambigüedad del tiempo, maldita línea ondulatoria que juega con los trazos de nuestras vidas, juguetea con ellos tal que fueran finos hilos entre los dedos de las Moiras, éstos soy.

¿Cuánto tiempo dices que ya no me sueñas? ¿Cuánto dices? Perdí la noción del tiempo, el recuerdo de verte en uno de mis sueños fue hace tiempo, ahora no sueño. Me superan las pesadillas. Te incluyes en todas ellas. Ellas soy.

¿Por qué dices que te atormentas? ¿Por qué dices? Por qué si ya no me nombras ni recuerdas, ni me ubicas ni me pierdes, ni huyes ni te quedas, ni te siento ni lo anhelo, ni te odio ni te quiero... puedes tener mil rostros y ninguno. Por qué si te idolatro, venero y dedico mis crisantelmos, por qué amor, por qué el dolor de la indiferencia es quién rompe el silencio de mi soledad a base de la impotencia, de rechinar, castañear y apretar dientes, no más buscar el seguirte y encontrar rehuirte...

¿Cuánto dices que me quieres? ¿Cuánto dices? Cuántos silencios me dedicas desde tu ambigüedad. Me odias, me amas cuando lo prefieres. Nicho de tu antojo que se cobra la renta de mi perder página a página la historia de vivir muerto, hueco, verbo irregular, por completo impersonal, incapaz de conjugar tiempos y plurales, eco de nunca pronunciarme, de siempre, de imperpetua palabra y nula definición: ése soy...¿y vos, que prejuzgas, y vos quién sois?


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