domingo, 3 de abril de 2016

Volver a casa 25/06/11

Volver a casa.
Entrar y ojos rebañan los tuyos.
Hay lágrimas que no te pertenecen,
Pero deberían.
No sientes, no temes, no.
No sabes, ni saben, ni sabremos.
Amargan las cuatro uvas para cenar.
No hay hambre, ni sed, ni ganas.
Se apagan las luces,
Tus sabanas, las tuyas,
Esas de tus ultimas noches de soltería.
Decoran el sofá que hará de cama
O quizá, previniendo futuras vigilias,
Se acomoda tu colchón, el tuyo,
El mismo que en juventud tenías,
Entre sofá y ventana.
La maleta abierta denota al suspicaz
Las prisas, y el desasosiego que la armó:
Espuma de afeitar, sin cuchillas.
Ropa de trabajo. Pero ninguna de calle.
Sí, tienes dos pijamas. Sin calzado.
Y muchas lágrimas no derramadas.
Dolerá mañana trabajar sin haber dormido.
Dolerá la espalda de no ser un chaval durmiendo en el suelo.
Dolerá el orgullo, y los brazos de abrazar la almohada.
Dolerán los ojos de sollozar, ya para nada.
Dolerá el alma de recordar y titubear en la oscuridad
Aun así, dolerá más sonreír a cualquiera ante ti, porque en tus ojos, tendrás a esa persona...
Los que ya conocen este pesar,
lo sostienen resignados,
pues conocen el rito que Sabina bien diría:
Olvidar de día y recordar de noche en soledad,
no mas de 100 días ni menos de 500 noches

Ella podría ser yo 06/02/15

Aun no es de día, la pasada madrugada favorece un gélido amanecer, aun en penumbra pude percibir su necesidad de llamar la atención. Con peinado cuidado hasta un límite insospechado, muñecas con excesivos adornos y uñas de colores para evitar que algún despistado pase su presencia por alto.
Alta de por sí busca alzarse aun más por andamiaje calzado. Camina a golpes, simulando pisar pescuezos de aquellos que amargaron y criticaron anteriormente.
Ahora ella deslumbra, aunque no como imagina. Lee un libro mostrando a todos su portada, anatomía de grey, creí ver. No presté tanta atención al libro como al gesto. No aparta sus opacas gafas de sol. El vagón en tinieblas impide ver si lee o dormita. Aun hace fresco, el suficiente para no retirarme la chaqueta. Ella, sin apenas dejar mucho a la imaginación, juraría que he visto en un instante que tirita.
Ella alza a ratos la vista y mira si aun es destino del resto de miradas. No pierdo detalle de los gestos y sonrío al acertar: aparta las gafas de sus jóvenes verdes ojos para localizar la esquina del papel y pasar pagina. Casi 10 minutos enfrascada en tal interesante pagina...
Pobre de ella, ansiada por recibir aprobación externa, pobre fe ella... Pobre de mí, que vi mi reflejo en ella, y, aunque exento de pendientes por doquier, ropa presuntuosa, calzas y demás adornos y florituras... Ella podría ser yo, no hace tanto...

viernes, 26 de febrero de 2016

Nadie se atreverá



Nadie se atreverá a decir que no te escribí verso alguno,
mientras todos asomaban la cabeza,
para adornar tu pasar con miradas acompañadas
de caudalosas bocas de gesto obsceno,
nadie se atreverá a susurrar que yo no pintaba lienzos
con poemas tiernos de mirarnos, de sentir complicidad,
de lograr hacerte sonrojar, de entornar miradas
y soñar con un regalo, de enrolarnos en un sencillo abrazo
y confirmar que encajamos por completo.
Nadie te dirá que no te echa de menos,

Mas llegado el momento, si diré que la amistad lograda
bien vale guardarse con recelo.
Es día de alegres reencuentros, disfrútalos,
sueña y vive con los que tienes de compañeros,
es ahora, para siempre, y por ello,
Nadie, hasta nuestro encuentro,
te habrá regalado antes unos versos.