¿Alguna vez has conocido un ser tan puro, digno de mención, de versos inmersos en una métrica sonora dentro de una prosa como ésta?
¿Alguna vez has sucumbido a la inocencia?
¿A una mirada dulce, afable, tierna, directa, amable, buena, completa, llena, brillante, tenue y constante y de mil adjetivos más?
¿A los ojos de madurez, de buena fe, de sentimiento, capaces de transmitir tal paz y sosiego con solo corresponder su mirar...?
Ella... de dulce ser, de calidez y fría tez, de pelo suelto para regalar caricias a la brisa, de rostro de ángel y boca predecida para sonreír. Ella... de labios creados para pronunciar perfectas las palabras que prefiera, que acierta, que genera curiosas melodías al hablar.
A ella... que pregunto deseando ver miradas de complicidad y palabras de felicidad al compás de movimientos elegantes. Ella... que brinda sin dudar el mejor de sus abrazos siempre que él no pierda la oportunidad de ser quién lo reciba... Ella... a quién buscan los abrazos con mínima certeza de necesitarlo.
Ella... Podría ser prosa narrativa, o lírica, o las dos al tiempo que el más retorcido verso. Ella, si tuviera que describirse con fonemas, no se pronunciaría, ella... Ella es eso mismo. Ella y suspiro, ella es los mismos puntos suspensivos...
Una vez pidió que le escribiese algo y por ello creo lindo describirle hoy como uno de mis textos...
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