lunes, 28 de febrero de 2011

Preludio de lo que fui, de lo que seré (III)

Ya se echó a perder, se dejó de importar…
Se dejó en cada nuevo paso todo su caminar,
sigue mirando su cuchara con dos gotas,
sin querer dejarlo caer, por caer de manera tonta.
Ahora, levantar es toda una odisea,
se complican de cada ámbito todas las cosas, por ahora.
Sopesar lo que está mal o está bien,
se queda en un segundo lugar.
Todo pende de mirar el hilo
que sujeta cada amanecer.
Tiembla al no encontrar nada que supla su sed,
para hacer barro de la arena de su paladar,
para no morir ahogado siendo pez.

Prueba a fabricar nuevos barcos de papel,
y no desiste, una y otra vez,
tras verlos hundir en el bote de su miel;
sólo él es capaz de chocar en el desierto con la pared.
Se deja mirar, se deja tocar,
pero sabe que no se puede vender.
Hoy por más que mira al alquitrán de sus pies,
vuelve a llorar lágrimas de vejez,
hoy, ya no son los pasados veintitrés…
Hoy, no son más que volver.
Volver al horizonte de su ser,
retomar la rutina, con o sin pesadez,
hoy, que no despiertan, los demás ya duermen,
incluso ahí, no existe el lujo de sonreír otra vez.

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