jueves, 28 de julio de 2011

Déjame arroparte mar



En momentos tristes, uno se ampara en lindas y antiguas leyendas para refugiar sus banales historias vulgares... No es lo mismo, lo tuyo que lo mío, es verdad, pero se acerca... No somos tan sencillos, ni tan complejos, nos movemos motivados por mismos impulsos, y por desgracia éstos se trasmiten de unos a otros como relámpagos por el aire.

En esos negros momentos de melancólicos contentos recuerdos, lanzo reclamos de sirenas a lo ajeno. Busco refugio en los abrazos de extraños y evitar la soledad... Más por mucho que logre correr, nadar y, algún día volar, a este paso, siempre me alcanza. Hoy el teléfono no para de sonar, serán las sirenas de mis leyendas, quizá de mis sueños, más sin descolgar ya las escucho... Preveo, precedo su melodía con mi imaginación y dibujo sus palabras en mi mente, si descuelgo, tristemente compruebo que no me equivocaba.

No quiero llenarme de aire sencillo y normal, mis pulmones quieren más... Quiero encharcarlos de respirar la ilusión de tenerla a ella cerca... A aquella sirena peculiar, de dos 2 ojos, 2 lenguas y 2 colas. Me torció la vista cuando naúfrago de amor en el mar de la austeridad mientras miraba con ojos avizores la gota de la esperanza de agua de mar salada en su piel escamada. Jugueteaba a resbalar por curvas que me retorcían en mi bote de ser uno más... Quizá por eso, por no soportarlo más, me tiré a nadar, y ella como vio que me podía acercar, jugó a vacilar, primero se zambulló y se acercó a rozar mi piel, mis labios y mi ser, para ver qué reacción producía, y ahora me hace nadar y nadar, ella siempre va 2 brazadas por delante y juega a querer que sean 3 mientras me niego a no buscar que sea 1 nada más...

No te marches, y no me marcharé. No buscaré destinos después de saberme tacto en tu piel, saberme gusto en tus labios, y susurros en tu oído de escuchar las melodías que acompañan ahora mismo a estos versos. No, no prometo más que no venderme antes de que te cuelgues la medalla de quererme y el dolor de saber qué es el no perder ni sufrir en el pedestal que tallaré el nombre de cada uno de mis dedos por ser los que te acaricien hasta dormirte cada noche, día, mes y año...

Déjame arroparte mar cada noche y te vista con sonrisas al verte amanecer...

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