miércoles, 13 de abril de 2011

Poeta de pésimos poemas




He de reconocerlo, no soy más que mendrugos de pan repartidos en aceras de grises calles muertas de la ciudad del poema. Sin duda faltan más que años de experiencia y sabiduría, no soy diestro en palabrería, metáfora, anáfora de toda mi escritura. Brindo perdidas letras vomitadas en partituras, sin poemas, sin claves ni corcheas, no soy diáfano de la métrica ni del encanto de un versar constantemente rimado. Por ello recalco cuando te digo que soy poeta de pésimos poemas que no pretendas no creerme, porque entonces tampoco habrás creído en mis enseñanzas. No lucro mi ser con lo que regalan mis labios o mis manos al mezclarlas con mi alma. No es esencia de crecerme y recitar con deseos furtivos de hurto en bares y recitales, escribo para aquellos que realmente se lo han ganado, son el premio a la inocencia, a la honradez, como la vuestra...

Por ello reitero el lamento de no poder brindarte más que mi pésimos poemas, decorados con mi esencia y mis manos vacías, llenas de ganas de abrazarte, completo y entero en tu compañía... Gracias.


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