lunes, 26 de septiembre de 2011

En el andén de olvidar...







Camino en la estación
hasta el final de mi andén.
Trazo con discreta o nula precisión
 el surco de mi indiferencia.
Otro tren viene y se va.
Lejanos recuerdos tuercen
el surco vano de la dicha:
¿Dónde habrán quedado ya
los se marcharon,
los que huyeron,
se escondieron,
los que sí y no supieron,
los que en mi andén
me olvidaron o
conscientemente me aparcaron?
Se llena la estación,
Pero nadie al final llega.
¿Qué fue de las noches
de telescopios
y estrelladas sonrisas?
¿Dónde se encuentran
las miradas matutinas
que duraban hasta mediodía?
Y otro tren para:
suben, bajan
y de nuevo quedo
pendiente en mi riconcito...
No tengo ya prisa,
el reloj, es el único
que me recuerda y no avisa...
Se escucha la megafonía,
El siguiente no se detiene.
El anochecer augura
Otro nuevo día.
Pero no cedo a la esperanza,
ya madrugué otras jornadas,
y vi que no me esperan luces
o rayos que iluminan.
Tren con letrero que dice:
Próximo destino, fin de línea.
Amanezco siempre antes que el sol.
Y las estrellas se vuelven
Enamoradas de la noche.
al menos la espalda les luce...
Desisto de mi empeño.
Todos los andenes completos.
Nadie se mira,
yo les observo a todos
Todos serios, todos huecos.
Nadie queda cerca.
No hay hoy trenes que coger.
No voy a envidiar.
No puedo criticar.
Ellos supieron escuchar
cada consejo.
Y ahora no están
En los andénes
De melancolear,
De escribir,
De trites melodías,
De pedir por no llorar.
De seguir esperando
Trenes que no pararán.
Hoy escribo y compongo,
para cuando sepa tocar...

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